Este río, a pocos metros de su surgencia en la Fuente García en la provincia de Teruel, se acumula en una pequeña balsa desde donde parece que se ha acordado que se considere como su nacimiento oficial. Desde ella, en la dirección que apunta hacia tierras de Guadalajara, comienza a deslizarse una pequeña corriente, fácilmente traspasable con un buen salto, donde el río se nos muestra como un bebé, como un chiquillo inquieto que inexorablemente busca y se dirige sin dilación hacia el mandato de la gravedad terrestre, dando así origen a lo que va a ser el caudal fluvial más largo de la Península Ibérica. Atención aquí, porque, por otra parte, el río más largo de España es el Ebro; en el Tajo tomamos ambos países, España y Portugal.
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